miércoles, 1 de junio de 2011

Diálogos en el Silencio de Dios


19 mayo 2010

Estoy fuera de la conferencia, porque es muy difícil mantener la atención con la traducción del alemán al castellano.
Es por ello, Jesús, que me voy a poner a hablar Contigo porque estás dentro del mí.
Tú eres mi tesoro, mi enorme y maravilloso descubrimiento.
¿Cómo hacerte llegar mi alabanza?
¿Con palabras?
¿Cómo, Jesús, puedo manifestar tanto agradecimiento por haber creado a todos Tus hijos?

Jesús:
La alabanza que Me agrada es la del corazón sencillo que Me dice, incluso con balbuceos o suspiros: "gracias", "te amo", "sea tu nombre bendito"...
De cualquier manera en que hagáis esto, Me agrada, porque lo que Yo recibo y valoro es la pureza, sencillez y humildad del corazón lleno de amor que se dirige a Mí para bendecirme.
El alma que bendice a su Dios, es profundamente bendecida por Mí.
Cuanto más ensalcéis a vuestro Dios, más os ensalzará Él a vosotros.
Cuanto más lo améis, más os amará Él.
Cuanta mayor misericordia derraméis sobre vuestros hermanos, con mayor misericordia seréis tratados y juzgados.
Todo lo que, desde vuestro corazón, Me deis con verdad, así, pero inmensamente multiplicado, recibiréis.
Os lo dije en Mis Escrituras: "Yo daré el ciento por uno aquí en la tierra y además la vida eterna".
¡Si supierais que podéis divinizar hasta vuestra respiración, vuestros pasos, vuestros movimientos y pensamientos!
¡Todo es recibido por vuestro Dios como ofrenda!
¡Y no penséis que tiene menos valor un acto pequeño por ser pequeño, respecto a una gran heroicidad a ojos humanos!
No, hijitos, todo vale en relación con el amor con que me lo ofrezcáis.
Por ello no hay actos más importantes que otros.
Hay solamente una medida de amor.
Yo sólo os juzgaré por el amor.
Es la única ley que rige para Mí.
Amad, por lo tanto, a todos y a todo.
Y acumulareis inmensos tesoros segundo a segundo.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario