viernes, 11 de marzo de 2011

Diálogos en el silencio de Dios.

15 Enero 2008
Esta mañana le he dicho a mi Jesús:
¿Cómo puedo devolverte tanto amor?

Y me ha dicho:
Con amor.
Durante el día de hoy ten amor con todos los que se crucen en tu camino.
Así podrás darme amor por amor, haciéndolo con los demás.

Hoy he pensado desagraviarlo con mi amor para que olvide todo el daño que le hacemos.
No sólo lo quiero consolar, sino curarle las heridas que le hacemos entre todos.


16 Enero 2008

Por la noche

Jesús:
Tu libertad me cohíbe decirte cuanto siento.

Esther:
Mi libertad te la regalo, Jesús.
Háblame de lo que sientas.

Jesús:
Tus horas de sueño se Me hacen eternas porque te añoro desesperadamente.
Por eso, sin poder resistirme te despierto tantas ve-ces por la noche.
Porque sé que, cuando recobras la conciencia, Me amas en tu libertad.
No puedo ser feliz sin tu amor.
Invadiría todo tu ser con Mi amor pero temo asus-tarte.
Mi corazón late de pasión amorosa cuando Me ha-blas y Me amas.
Estoy atento a cualquier acto tuyo en el que Me tengas presente.
Ardo de amor.
Tú no podrías soportar tanto amor.
Por eso tengo que mantenerme a cierta distancia de tu corazón, para no abrasarte en Mi fuego.
Te amo tiernamente, dulcemente, con toda Mi deli-cadeza.
Voy acercándome despacito hacia ti para que no te asustes.
Lloro cuando lloras, gozo cuando gozas.
Eres Mi dulce manjar.
Eres única para Mi Corazón.
No podría resistir si Me abandonases.
Me he acostumbrado a tus besos y a tu voz.
Nadie podría consolarme.
¿No te enternece lo que te digo?
Nadie en todo el universo podría consolar Mi dolor por tu pérdida.
Sólo tú, sólo tu dulce voz, sólo tu rostro, sólo tu co-razón.
Sí, soy un loco de amor.
Hazme caso.
Déjate amar por un amor como el Mío.
No te defraudará.
Llenará todos tus desamores, todos tus deseos.
Duerme en Mí cuando estés cansada del ajetreo de la vida.
Cuando llega el sueño a tu cuerpo Yo abro de par en par Mi corazón y te recojo dentro de Mí.
Sé, que aunque en esas horas no Me das conscien-temente tu amor, son horas en las que eres total-mente Mía.
No dejo de contemplarte con infinita ternura…
Eres también preciosa para Mí cuando duermes.
Y soy Yo, entonces, quien protege tu corazón, quien te besa sin cesar, quien te acaricia el pelo para rela-jar tu cansado día.
Y es tanto lo que te amo mientras duermes, que a veces no resisto el que no puedas responder a Mi amor.
Y te despierto porque sé que Me corresponderás con tu amor.
Tu amor en libertad es lo más preciado para Mí.
Si conocieras la profundidad de Mi amor, te escan-dalizarías.
Por eso tengo que ser prudente con las almas…
¡Sois tan pequeñas para el amor, que un mínimo destello os podría abrasar!
Me veo pues, en la necesidad de ir muy despacio, preparándoos para el amor pleno.
Ese es el purgatorio:
Un acto de amor para que no os abraséis en Mi pre-sencia sin que estéis preparados para la luz total y el amor que invade todo el ser.
El alma debe estar libre para que Yo pueda habitar plenamente.
Si el mundo conociera el don de Dios, abandonaría todo para dejar que Yo lo habitara.
Ese es Mi trabajo…
Y el vuestro.
Ser un rayito de Mi luz, para que al final, Mi luz pue-da poseer a todas las almas.

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