martes, 8 de marzo de 2011

Diálogos en el silencio de Dios

10 Enero 2008

Por la mañana, para mi oración, me siento en la silla en lugar de en el sillón y la foto de mi amado Jesús queda de espaldas a mí.

Me dice Jesús:
Esther, ¿por qué me tienes de espaldas?
Cuando quieras hablar Conmigo, mírame.

Y enseguida pongo la foto frente a mí y le pido perdón. Abro el libro de Gabriela Bossis y me sale lo siguiente: 12 de febrero (pág. 172):
“Cuando rezas, mírame. Entra en Mi éterno pensamiento, y no te verás presa de distracciones.”

Luego me dice en la oración:
“Quédate esta mañana Conmigo para consolarme”

Le he preguntado de qué quiere que mi pobre alma lo consuele.
Y hemos estado como unas dos horas en las que Él me iba narrando todo Su dolor:
De los abortos, de mi propio sufrimiento, de quie-nes no lo aman, de quienes están en guerra…
Me ha ido diciendo muchas cosas que le hacen su-frir.

Yo he estado ese tiempo abrazándolo y dándole mi pequeño consuelo.

Él me dice que me ama y me adora.
Que soy preciosa para Él.

Justamente hoy he tenido varias llamadas de perso-nas de mi entorno con enormes sufrimientos.
He visto el sufrimiento de Jesús en todas ellas y he pensado que mi misión era llevarles el consuelo de Dios y ser la luz de Cristo para que tuviesen esperan-za.
Ayer supliqué al Señor LUZ, LUZ, LUZ y me dio mucha luz.

Me regaló varias lecturas de la Biblia sobre la eficacia de la oración, que las anoté.
No permitiré que nadie me las robe.

12 Enero 2008

7,25 a.m.

Le pregunto a Jesús sobre la oración y le digo que he comprado cuatro libros sobre este tema para que yo sepa cómo orar lo que conviene y no ofenderlo a Él.

Me responde Jesús:
Puedes pedirme todo.
Todo.
Puedes robarme el milagro si crees.
Hasta eso llego a hacerlo por amor.
Si tienes fe en Mí, obtendrás lo que pidas y Yo luego transformaré el cosmos, si es necesario, para que todo sea para vuestro bien.
Aunque Yo no hubiera pensado otorgártelo, lo haré, si Me lo pides y crees que te lo puedo conceder.
Deja de tener angustia sobre si debes o no pedirme determinadas cosas.
Bien sé Yo lo que me refutas: que no tienes sabidu-ría para discernir si conviene o no el recibir esas gra-cias que pides.
Pídeme con fe lo que quieras.
Yo te lo daré.
Lo que dije en la Biblia es así.
No le des más vueltas teológicas: “Pide y se te dará porque todo el que pide, recibe”.

Esther:
Señor Jesús, es extraordinario lo que me acabas de decir.
Así lo creeré.
Esto me quita todo el miedo de ofenderte si pido al-go creyendo que es agradable a Ti que te lo pida, y luego resulta que no lo es.
Así, pues, Jesús, me has dado una llave de oro para abrir Tu corazón con mi oración de fe y robarte gra-cias y milagros.
Bendito es Tu Santo Nombre, JESÚS.
TE AMO.

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