En el silencio Señor quiero
escucharte, aquí en dónde la quietud me trasmite tu paz y reconforta mi alma.
Como en Galilea Señor quiero admirar tu bello rostro, sentirte muy de cerca en
mi corazón. Ver el brillo de tus ojos sobre mi rostro. Y entregarme en
alabanzas a Ti mi Señor.
Que mi alma se regocije en Tu
Presencia Señor, que descanse y se acurruque para sentir Tu Protección. ¿Qué
haría sin Ti Amado mío?
Tú me guías, me llevas, me
diriges y me reconfortas, tú me sostienes y me provees. ¡Bendito Seas Amado
mío! Gracias por tu infinito amor y tus bendiciones.
Mi corazón no se cansa de
ensalzarte, amarte y alabarte.
Soy tuya por siempre, Señor.
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