Me llevas Señor entre tus manos en este mundo plagado de tinieblas, diriges mis pasos con tu luz que marca mi caminar.
Tu amor lo siento a raudales, te desbordas ante mí como Río engrandecido, refrescas mi alma con tu Brisa, me empapas y lavas en tus Torrentes.
Te impones en el Estruendo del golpeteo y la fuerza de tu torrente para marcarme tus deseos.
Escucho en esa fuerza tus llamados; “¡Para, no es por ahí!, rodea por tal peñasco”, “Sube a la montaña y lleva de Mi Agua al necesitado”, “Trae a tus hermanos al torrente para que sean sanados”, “Detente aquí y escucha, eres mi niña y te amo”
Así Señor me diriges, como un gran río que embellece y colma de sed nuestras almas.
¿Quién puede detener tu cauce? ¿Quién puede contener tu poder?
Nada ni nadie Señor, porque sólo tú decides si eres arrollo, manantial, o torrente impetuoso, sólo Tú te creas, recreas y alimentas. Sólo Tu Señor nos lavas entre tus aguas y nos purificas, nos llevas entre tus manos y en tu Divina Voluntad nos bendices y acaricias.
¡Bendito seas Señor Padre Creador del Universo, que nos amas infinitamente!
Señor te amo, cada instante de mi vida, cada palpitar de mi corazón. Llévame en tu cauce Señor, para ser digna hija tuya. Amén.
27 agosto 2011
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