Has sentido alguna vez que no puedes detener esa sensación de estar a punto de llorar.
Basta que ocurra algo que toque esa sensibilidad que traes, para que las lágrimas salgan si poderlas contener.
Y no hablo de esa sensibilidad femenina, que tanto nos caracteriza; porque esta situación puede pasarle a hombres y mujeres por igual.
¿Te has preguntado por qué sucede esto?¿Has analizado las circunstancias que han provocado la inflamación de tu corazón y que tu alma reclame mirar hacia el cielo?
Porque es eso en sí lo que está sucediendo…
Tu alma está condoliéndose junto con Nuestro Señor Jesús, de algo que está sucediendo en el mundo. Y en ese momento te está diciendo: “Ayúdame a orar por esta situación, o por esta persona, etc.”
Dios está pidiendo que cooperes con El, para la salvación de alguien o de muchas personas. ¡Qué privilegio!
¿Te parece increíble?
Pues no es así. Dios siempre está en comunicación con nosotros… esperando que le escuchemos y le sigamos.
Dios siempre está solicitando que trabajemos con El. Por eso nos pide siempre estar al pendiente de nuestros hermanos, y con mayor razón de aquellos que más lo necesitan.
Dios siempre nos está llamando a la oración por los demás. Desde orar por las Ánimas del Purgatorio, orar por los enfermos, por los moribundos, por aquellos que no le aman, etc.
Esa sensibilidad que a veces brota en nuestro ser… y que no alcanzamos a comprender, es porque DIOS ESTÁ TOCANDO TU ALMA y te está pidiendo ayuda…
“Ora hijo (a) por este hermano tuyo que necesita de tus plegarias. Pide por esta Nación que está lejos del camino. Oremos por todos aquellos niños que les han quitado la vida, por sus madres que no saben lo que hacen, por los médicos que practican el aborto, y por todos aquellos que están aceptando las leyes que lo permiten”.
“¡Ayúdame a sanar al mundo, porque no quiero que se pierda!”
Esto nos pide el Señor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario