martes, 25 de diciembre de 2012

Luisa Picarreta ve el Nacimiento de Jesús.


Vol. 4-41.- Diciembre 25, 1900

(1) Encontrándome en mi habitual estado me he sentido fuera de mí misma, y después de haber girado me encontré dentro de una cueva, y he visto a la Reina Mamá que estaba en el momento de dar a luz al Niñito Jesús.
¡Qué estupendo prodigio! Me parecía que tanto la Madre como el Hijo estaban cambiados en luz purísima, pero en esa luz se distinguía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía en sí la Divinidad, que le servía como de velo para cubrir a la Divinidad, de modo que abriendo el velo de la naturaleza humana era Dios, y cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios:
Dios y Hombre, Hombre y Dios, que sin dejar al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros y toma carne humana, porque el verdadero amor no se desune jamás.
Ahora, me ha parecido que la Madre y el Hijo en ese felicísimo instante quedaron como espiritualizados, y sin el mínimo obstáculo Jesús salió del seno materno, desbordándose ambos en un exceso de amor, o sea, esos Santísimos cuerpos transformados en Luz, sin el mínimo impedimento, Jesús luz ha salido de dentro de la luz Madre, quedando sanos e intactos tanto el Uno como la Otra, regresando después al estado natural.
¿Pero quién puede decir la belleza del Niñito, que en ese momento de su nacimiento traslucía aun externamente los rayos de su Divinidad?
¿Quién puede decir la belleza de la Madre que quedaba toda absorbida en aquellos rayos Divinos?
Me parecía que San José no estaba presente en el momento del parto, sino que permanecía en otro rincón de la cueva, todo absorto en aquel profundo misterio, y si no vio con los ojos del cuerpo, vio muy bien con los ojos del alma, porque estaba raptado en éxtasis sublime.
(2) Ahora, en el momento en que el Niñito salió a la luz, yo habría querido volar para tomarlo entre mis brazos, pero los ángeles me lo impidieron, diciéndome que le correspondía a la Madre el honor de ser la primera en tomarlo.
Entonces la Virgen Santísima como sacudida ha vuelto en sí, y de las manos de un ángel recibió al Hijo en sus brazos, lo estrechó tan fuerte en el arrebato de amor en que se encontraba, que parecía que lo quisiera meter de nuevo en Ella, después queriendo dar un desahogo a su ardiente amor, lo puso a mamar de sus pechos.
Mientras tanto yo permanecía toda aniquilada, esperando ser llamada para no recibir otro regaño de los ángeles.
Entonces la Reina me dijo:
(3) “Ven, ven a tomar a tu amado y gózalo también tú, desahoga con Él tu amor”.
En cuanto dijo esto me acerqué, y la Mamá me lo puso en los brazos.
¿Quién puede decir mi contento, los besos, los abrazos, las ternuras? Después de que me desahogué un poco le dije:
“Amado mío, Tú has tomado leche de nuestra Mamá, hazme partícipe”. Y Él condescendiendo, de su boca derramó parte de esa leche en la mía, y después me ha dicho:
(4) “Amada mía, Yo fui concebido unido al dolor, nací al dolor y morí en el dolor, y con los tres clavos con que me crucificaron clavé las tres potencias: inteligencia, memoria y voluntad de aquellas almas que desean amarme, haciéndolas quedar todas atraídas a Mí, porque la culpa las había vuelto enfermas, dispersas de su Creador y sin ningún freno”.
(5) Y mientras esto decía, ha dado una mirada al mundo y comenzó a llorar sus miserias.
Yo, viéndolo llorar he dicho: “Amable Niño, no entristezcas una noche tan alegre con tu llanto a quien te ama, en lugar de dar desahogo al llanto demos desahogo al canto”.
Y así diciendo comencé a cantar; Jesús se distrajo al oírme cantar y dejó de llorar.
Al terminar mi verso Él cantó el suyo, con una voz tan fuerte y armoniosa, que todas las demás voces desaparecían ante su voz dulcísima.
Después de esto le pedí al Niño Jesús por mi confesor, por aquellos que me pertenecen, y finalmente por todos, y Él parecía todo condescendiente.
Mientras estaba en esto ha desaparecido y yo volví en mí misma.

4 comentarios:

  1. Feliz Navidad!! Amiga, que Dios nos inunde de su paz y su amor!

    Un abrazo muy fuerte :)

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    1. Gracias amigo, Dios te bendiga siempre. Lo mejor para este año que comienza. :D

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  2. Me ha encantado leer tu entrada. Espero de corazón que hayas tenido un buen comienzo de año. Un fuerte abrazo amiga.

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    1. Querido Pepe Lasala, gracias por tus buenos deseos. Otro abrazo para ti hasta tu querida Sevilla. ¡Dios bendiga! ;)

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