“Por
eso, así dice el Señor:
Les
aseguro que mis fieles comerán,
Pero
ustedes tendrán hambre;
Mis
fieles beberán,
Pero
ustedes pasarán sed;
Mis
fieles estarán contentos,
Pero
ustedes quedarán avergonzados.
Les
aseguro que mis fieles
Darán
gritos de alegría,
Pero
ustedes gritarán de dolor
y
aullarán de desesperación.”
Isaías
65, 13-14
Temo por mi debilidad, no quiero abandonarte. Ayúdame Señor a no pecar. ¡Sólo pensarlo me parece terrible! No quiero que eso suceda, Señor no permitas que mi debilidad y mi miseria me alejen de Ti.
Te pido por todos los jóvenes, porque ellos son los que más se distraen en las cosas del mundo. Señor no permitas que se pierdan, ten misericordia para con ellos. Incluyo a mis hijos.
Te pido Señor por todas aquellas almas que no saben amarte, que creen que Tu no les amas y se alejan porque se creen indignas de Tu Amor. Señor toca sus corazones para que sientan como les amas, cuánto deseas verlas de regreso al buen camino. Que sean sanadas, salvadas, liberadas, transforma sus corazones.
Te pido Señor por tus hijos predilectos, para descienda Tu Divino Espíritu en ellos, y los que están fallando, corrijan su camino, los que están cansados, tomen fuerzas, los que están enfermos, sanen, los que se sientan solos, encuentren tu amor las personas que es rodean, los que están en peligro, sálvalos. Los que estén a oscuras, iluminalos.
Señor, no nos abandones, mantén unido tu pueblo bajo Tu cuidado. Te necesitamos Señor te amamos Señor, te alabamos Señor.
Tu nos conoces bien y sabes que es lo mejor para nuestras almas. Y por eso en este momento, te presento las almas de aquellos que me hacen daño. Sólo tu Señor puedes transformarlas en almas que aprendan a amar, que dejen sus egoísmos y sus tontas ambiciones. Que respeten tus preceptos Señor para que puedan unirse con tu rebaño amado y sean salvados. Transforma sus corazones Señor, tu les amas, haz que ellos sean dignos y sepan amarte.
Te ofrezco Señor este día, mis obras y trabajos, para que ellos que Tu bien conoces, sean rescatados y transformados en Tu Divino Querer, por los méritos del primer hombre de tu creación, Adán hasta los méritos del último hombre sobre la tierra. Y que cada latido de mi corazón, lleve esta intención multiplicada por los granos de arena en el mar. Somos nada, Dios eres todo, Padre te amamos, continúa Divina Voluntad.
Padre Misericordioso, Amoroso y de infinita bondad, me entrego en tus benditas manos. Lléname de Ti Señor, que Tu Divino Espíritu inunde mi ser y mi alma, e inflame mi corazón, para darte gracias por tu infinito amor.
Somos nada, Dios es todo, Padre te amamos, continúa Divina Voluntad a orar en nosotros y después ofrecerte a Ti mismo esta oración como nuestra, para satisfacerte por las oraciones de todos y para darle al Padre la gloria que deberían darle todas las criaturas.
Hola amiga! Cuanto tiempo! No sé a que felicitación te refieres... Me ha sonado como ironía?...
ResponderEliminarQue Dios te bendiga!
Estimada Connie, es que lo he leido medio dormido y no entendí el sentido de "invitación". Un abrazo, tu amigo en Cristo que te estima, Pepe.
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