jueves, 8 de marzo de 2018

Libro de Azarías.


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A la Epifania de Marzo en Galilea, a la otra, la de las orillas del Jordán, se une la luminosa y sublime Epifanía de Pentecostés, la Epifanía prometida, la que Cristo había mencionado a sus apóstoles para consolarles en la Noche Pascual y en la mañana de la Ascención. Y he aquí, precedida por una preparación de obediencia y de plegaria, se cumple para hacer de los hombres apóstoles los grandes Apóstoles, "Bautizándoles con el fuego", como Jesús les había predicho, para que fueran purificados de todo lo material en ellos y, siendo más espíritu que carne, supieran lanzarse en el fuego y esparcirlo por doquier, incendiando con Éste todo el mundo. Bien sabía el Espíritu lo que estaba realizando en aquel momento. Realizaba la transformación de los corazones humanos hacía "voces" de Dios.
Así es.  El Espíritu cumple estas operaciones. Toma la nada que sabe amar, que es obediente, que es fiel, que le habla a Dios cuando se le confía en la oración, y la inviste de Sí. La transforma, la vuelve instrumento de Dios.
Ha sido dicho: "Realizarás una nueva creación ". Es así. Realiza La creación del hombre en instrumento para que después la buena voluntad del instrumento, unida al Amor, supercree al santo.
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LIBRO DE AZARIAS - María Valtorta.  (pag. 141)

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