sábado, 3 de agosto de 2013

¿Como permanecer en silencio ante tu llamado Señor?

¡Imposible hacerlo!

¿Como negarse Señor si nos hablas con infinita ternura?
¿Como no escuchar tus palabras que mendigan amor a toda la humanidad?
¿Como no sentirte en Tu Sacrificio perenne ante La Sagrada Eucaristía, en dónde cumples instante a instante la promesa que nos hiciste de permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos?

Oh Buen Dios, que lloras y sangras, que dejas Tu Bálsamo de Amor, que te manifiestas cada momento, perdona a todos aquellos que su raciocinio no les permite Verte.
Oh Buen Dios Padre Amoroso, que conoces todas nuestras miserias, debilidades y carencias, perdona toda nuestra indiferencia, nuestro orgullo, nuestra soberbia.  Nos alzamos con lo poquísimo que tenemos aquí en la tierra, ya sea material ya sea poder.  Cuando todo esto es tan vano y nos aleja de Tu Amor y de Tu Gracia.

Envía Señor Mío, tu Santo Espíritu, para que nos libere de todas las ataduras que nos vuelven, ciegos, sordos y necios ante Tu Divina Presencia.
Que nos enseñe a ser humildes, que silencie nuestros ruidos externos e internos que nos impiden escucharte, que nos quite la venda de los ojos para poder verte y nos haga vivir en Tu Divino Querer.

¡Gloria a Ti por siempre Padre Eterno, Hijo único y Santísimo Espíritu de Amor!










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