PABLO RIOJA | LEÓN 23/03/2017
«Los signos de los tiempos indican que caminamos hacia un ‘invierno’ horrible para el cristianismo. Personalmente creo que en no más de 10 o 15 años habrá una intervención extraordinaria de Dios en la Tierra para purificarla». Sin ánimo alarmista pero con total contundencia. Así atisba el futuro cercano José Antonio Fortea, sacerdote y teólogo especializado en el campo relativo al demonio, el exorcismo, la posesión y el infierno. «Las purificaciones de Dios —asegura— siempre han sido el hambre, la peste y la guerra. Ya ha habido otras a lo largo de la historia. En la Segunda Guerra Mundial la persecución al cristianismo fue casi apocalíptica. Francia —que había vomitado la religión católica en su particular revolución— sufrió terriblemente las consecuencias», recuerda este sacerdote que mañana ofrecerá una conferencia en León (iba a ser en el Seminario Redemptoris Mater pero finalmente se traslada al salón de actos de Caja España-Duero, calle Santa Nonia), para tratar en profundidad el tema del Apocalipsis bíblico. Será a las 20.00 horas —las puertas abrirán a las 19.30— con entrada gratuita hasta completar aforo.
Inmerso en la escritura de un nuevo libro que precisamente abordará el tema del fin de los tiempos —según la revelación que le hizo Jesucristo a San Juan—, Fortea insiste en que «nadie sabe el día ni la hora, sólo Dios», pero «me he animado a hacerlo porque creo que puede resultar útil en un momento en que la Iglesia Católica española se va a enfrentar a una persecución jurídica en la que está amenazada su misma existencia». El autor de Summa Daemoniaca e Historia del Mundo Angélico no titubea al afirmar —siempre desde un punto de vista personal y no como una especie de portavoz de la Iglesia— que hoy en día existen lobbies y grupos de presión que no van a parar hasta que todos y cada uno de los obispos acepten «ciertos postulados de lo políticamente correcto».
Realizando un profundo ejercicio de análisis de la actual situación política, cultural y religiosa que atraviesa España, este experto nacido en Barbastro que ejerce como sacerdote en la diócesis de Alcalá de Henares, considera que el plan de ciertas ideologías es llevar a la Iglesia a los tribunales por cualquier cuestión moral. Algo que no sólo afectaría a nuestro país sino que se extenderá por Europa como un efecto dominó. «En unos lugares Justicia y parlamentos desestimarán esos recursos, pero en otros irán aprobando leyes —con la excusa de proteger contra la discriminación— para hacer cada vez más difícil la labor de la Iglesia y finalmente exigir una toma de posesión clara».
Las recientes «críticas» de Podemos a TVE por la retransmisión de la misa dominical en La 2 han levantado ampollas en algunos sectores del catolicismo. La visión de Fortea sobre el partido que lidera Pablo Iglesias va mucho más allá. Podría incluso tildarse como uno de esos signos que él interpreta como ‘el principio del fin’. «Algunos sólo ven a Podemos como un partido que busca ayudar a los pobres y desprotegidos. Pero lo que se detectó desde un primer momento es que era un partido rabiosamente anticlerical. Mi opinión es que usará todos los resortes que estén en su mano para acabar con la Iglesia. En el caso de su líder no tengo la menor duda de que es algo personal. El día que consiga una mayoría en el Congreso tendrá también poder para cambiar las leyes y nada de lo que haga será ilegal».
Un ejemplo de lo que pueden hacer el día de mañana —prosigue— es «subirle el IBI a todas las grandes iglesias. Si no hay posibilidad de pagar nos pedirán que se las transfiramos. En cinco años podrían hacerse con todas las catedrales de España y darles el uso que quieran. Al principio todo seguirá igual, pero llegará el día en que hagan conciertos, exposiciones, actos políticos o lo que quieran y no podremos decir misas. Nos darán donde más duela. Ya ha pasado antes con políticos de otros partidos a nivel local». Aún así, el también licenciado en Historia de la Iglesia no cree que ningún político español pueda ser confundido con una especie de ‘anticristo’. «Esa figura bíblica descrita en el libro de la Revelación está por venir, será real, de carne y hueso y fácilmente identificable». Para este religioso Hitler o Napoleón han sido «pequeños anticristos de la historia pero no el anticristo final».
La profecía de Benedicto XVI
Fortea no es el único miembro de la Iglesia Católica que ha profetizado un ‘futuro negro’ para sus fieles. El propio Benedicto XVI —antes incluso de ser nombrado papa— ya reconoció públicamente que se avecinaban tiempos de ‘purga’ para la cristiandad. «El problema es que los creyentes van a menos, la Iglesia apenas recibe dinero, quizá eso sea bueno para purificarnos de lo material, pero ¿dónde nos reuniremos? Eso no se puede hacer en la plaza del pueblo. Nuestros centros de reunión son los templos», denuncia. A pesar de todo, el mensaje de Cristo a la humanidad siempre ha sido esperanzador. «El mal va a triunfar de un modo arrollador en toda Europa, pero la victoria final, según dice la Biblia, está reservada para el reino de Dios. Pero yo personalmente en los próximos 30 años soy muy pesimista. Occidente lleva un camino bestial no sólo de descristianización sino de hostilidad hacia el cristianismo».
Para defender parte de sus tesis sobre la posible intervención extraordinaria de Dios en menos de veinte años, el padre José Antonio Fortea acude también al mensaje dado por la mismísima madre de Jesús a los tres pastores de Fátima hace un siglo. «La Virgen le dijo a los pastorcillos; «esta guerra acabará —por la Primera Guerra Mundial— pero si los hombres no dejan de ofender a mi hijo vendrá otra peor y Rusia invadirá grandes partes de la Tierra. Eso sucedió. Hay otra parte de este mensaje que se mantuvo en secreto durante años y que es bastante apocalíptico. Se dijo que hacía referencia al atentado que sufrió el papa san Juan Pablo II, pero el secreto deja claro que un papa era asesinado de un modo violento y Karol Wojty?a no murió, recibió disparos», subraya. «También ese mensaje de Fátima dice que el máximo pontífice camina sobre una ciudad en ruinas y que allí pasa entre cadáveres de obispos, sacerdotes, cardenales y fieles. Si la primera parte de lo que la Virgen dijo se cumplió de forma literal, ¿por qué esto otro no va a serlo también? Para mí este tercer secreto habla del final de esta etapa que acaba con una descristianización como no se había conocido nunca, pero después viene la intervención divina».
Casos de pederastia
Sereno en cada una de sus respuestas, el padre Fortea no rehuye ningún tema. Ni siquiera los que afectan directamente al seno de la Iglesia. La pederastia es uno de esos estigmas que acompañan a esta institución desde hace décadas. Casi 4.500 personas denunciaron abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia Católica en Australia entre 1980 y 2015. España tampoco se libra. En La Bañeza aún colea la última denuncia de varios exseminaristas al cura José Ramos Gordón. «Es cierto que en la Iglesia hay muchos pecadores, muchas veces no basta con pedir perdón. Pero sería injusto medir a todos los sacerdotes por el mismo rasero. En España, por fortuna, la pederastia ha sido muy escasa para los miles de sacerdotes que ha habido. Pero está claro que es una lacra con la que se debe acabar. Muchos afirman que si los sacerdotes pudieran casarse los casos descenderían, pero tristemente también hay pederastia en hombres casados. Esa no es la solución».
El papa Francisco
Como cabeza de la Iglesia en el mundo, el papa Francisco ha conseguido incluso convencer con su mensaje a muchos alejados. Pero desde dentro hay quienes critican su sobre exposición a los medios. Fortea tampoco se corta a la hora de charlar con los periodistas. «Es muy bueno hablar con los profesionales de la información de todos los temas. El papa es como un padre de familia. Personalmente prefiero estar oyendo hablar a mi padre constantemente incluso aunque se equivoque. Porque a veces yo disiento de lo que ha dicho en alguna ocasión como otros disienten de lo que yo opine, pero no pasa nada. Lo único que es inamovible es la fe».
Fortea es consciente de que existe cierta división entre los cristianos que quieren una Iglesia más moderna y otros más tradicional. «Afortunadamente, hoy por hoy la gente de dentro que se revela contra el papa y los obispos es mucho menor que los ataques que llegan desde fuera. A mí me gustaría que la gente se pusiera una sotana y salgan a pasear por ciudades como Madrid o Barcelona. Los insultos son enormes e incluso con agresiones físicas», se queja.
Sobre la nueva edición del misal —que cambia la fórmula de consagrar el cáliz— han surgido voces que no entienden que Jesucristo ahora sólo muera por muchos y no por todos como se venía diciendo. La versión del padre Fortea arroja cierta luz. «Jesús murió por todos porque quería que la humanidad entera se salvase. Pero en la Última Cena sus palabras fueron «sangre derramada por muchos. Ahí Jesús quiso recalcar sin duda que aunque la copa con la medicina está al alcance de todas las almas, no todas alargarán sus manos para ser santificadas», finaliza.
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